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Cerrado por vacaciones

Es llegar el invierno y colgar el cartel de cerrado por vacaciones. Ya lo dicen las noticias: cerca del 30 por ciento de las plazas hoteleras de las zonas costeras de Andalucía cerrarán este invierno. Un total aproximado de 50.000 plazas de un global de más de 200.000. Es como si el turismo también tuviera su derecho al descanso, claro que en este caso, éste no trae beneficios, sino más bien lo contrario.
Los hoteles cierran sus puertas y el número de alquileres de viviendas cae al mismo ritmo vertiginoso que la población de los municipios turísticos. Hay localidades costeras, que salvo en temporada alta son auténticos pueblos fantasmas. Consecuentemente también es difícil encontrar restaurantes abiertos o alguna otra oferta de ocio disponible.
Los parques de atracciones y ofertas similares de entretenimiento estiran como pueden la temporada, mirando al cielo a ver si el clima se compadece. Pero ni siquiera confían en sus posibilidades, la mayoría de estos centros se encuentran a menos de la mitad de rendimiento. La plantilla de personal se reduce considerablemente al igual que la oferta interna.
Pero no se puede culpar ni al pequeño empresario que tiene su característico negocio de playa, ni a la cadena hotelera de la zona. Al menos, yo no me atrevo porque seguramente me comportaría igual, dando el cerrojazo hasta el verano que viene. ¿Qué se le va a hacer, si no hay turistas? ¿Cómo va el empresario a mantener abierto si le resulta más caro que cerrar?
La gran solución tiene que venir de las administraciones públicas, al menos, en un primer momento. Luego la iniciativa privada se moverá por sí sola por el mismo efecto dominó que conduce a la estacionalidad, sólo que a la inversa.
Pero no dan con la clave. Desde luego hay que reconocer la dificultad para encontrar la fórmula mágica. El Estado ya ha ideado un nuevo plan que pretende buscar en los mayores una respuesta positiva, habrá que esperar su resultado y si no funciona seguir buscando.
Pero lo que es necesario reconocer es que el turismo de sol y playa tiene unas características muy claras y definidas y unas limitaciones, y por mucho que nos empeñemos no podemos estirar el clima o la temperatura del agua. Habrá que ampliar esfuerzos en otras parcelas como el turismo de interior o el cultural y sacudirse en buena medida esa alta dependencia que nos hemos adjudicado.

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